Durante una semana, familias de las localidades francesas han intercambiado culturas en el pueblo turolense

Residentes de las localidades de Totes y Auffay visitando Monreal del Campo con motivo del hermanamiento
Francia se ha convertido en el país por excelencia con el que más vínculos tienen las localidades de Aragón. Entre ellas, se encuentra Monreal del Campo.
El municipio se encuentra hermanado con las localidades francesas de Totes y Auffay, desde hace 30 años, y ha querido celebrar este aniversario con un acto institucional y la renovación de firmas del hermanamiento para el próximo año.
Fue en 1995 la primera vez que los tres Ayuntamientos firmaron el primer protocolo de hermanamiento, que comprometía a las tres instituciones a favorecer e impulsar los intercambios entre sus habitantes y, sobre todo, entre la juventud.
Ya han pasado 30 años desde ese acuerdo, por lo que este año han sido también unas jornadas especiales. Una semana donde los monrealenses daban la bienvenida a sus vecinos franceses con comidas típicas de la región y actividades culturales.
El comité de hermanamiento de Monreal, de Totes y Auffay son las asociaciones encargadas de gestionar los lazos entre las localidades. Cada año, se realiza este intercambio cultural con la diferencia de que se va alternando el lugar. El año pasado, familias de Monreal del Campo fueron quienes pasaron unos días adentrándose en la cultura francesa.
El alcalde de Monreal del Campo, Mario Latorre, ha aclarado que estos lazos de hermanamiento crean “una riqueza y una convivencia entre distintas culturas”.
Encuentros emotivos
Cuarenta franceses de las localidades de Totes y Auffay se trasladaron a Monreal. Raúl Martín, vecino y subdirector en la residencia de Monreal del Campo, fue uno de los voluntarios que decidió acoger a una familia de Normandía durante una semana en su hogar. “Yo he tenido una visita compuesta por un matrimonio con dos hijos. Cada turolense, en función de lo que tiene en casa, tiene la oportunidad de tener a dos, a cuatro o a los que puede”, ha indicado.
Martín lleva ya seis años colaborando en el hermanamiento, tanto para viajar a Francia a pasar unos días como para acoger a distintos franceses en su hogar. La familia acogida por el monrealense no es primeriza. Ellos ya se conocían desde hace dos años cuando vinieron a la localidad jilocana por primera vez, además de que el propio Martín fue a su casa el año pasado. “Fue muy divertido, nos reímos muchos y preparamos lo típico que sabemos que les gusta, como el tinto de verano. Al igual que ellos cuando vamos allí, probamos sus platos típicos”, ha detallado.
Una grata forma de apoyar el conocimiento e intercambio cultural entre pueblos.
