El Ayuntamiento y vecinos colaboran en un proyecto renovable que cuenta con una inversión de 150.000 euros

Vecinos, socios de la cooperativa y autoridades visitan la instalación fotovoltaica de Monforte de Moyuela

Monforte de Moyuela se ha convertido en el primer municipio de Aragón en poner en marcha una comunidad energética impulsada por un ayuntamiento. Es un proyecto que ha requerido más de cuatro años de trabajo desde su impulso inicial. Actualmente, la cooperativa cuenta con 60 socios y 72 contadores activos, distribuidos en un total de 16 viviendas.
La iniciativa nació de una inquietud vecinal por reducir el coste de la electricidad y apostar por un modelo de producción energética sostenible y local. Ignacio Orte, teniente de alcalde y vicepresidente de la cooperativa, explica que “la idea surge en los vecinos para bajar precios de la luz y para ser energéticos”.
Destaca que el Ayuntamiento destinó para el proyecto los fondos disponibles para energías renovables y que “el 50% fue subvencionado”, lo que permitió financiar una inversión total de 150.000 euros.
El sistema instalado está compuesto por placas solares orientadas al este y al oeste, una configuración que permite ampliar las horas de producción diaria. Actualmente, la potencia instalada alcanza los 70 kilovatios, y se prevé una ampliación hasta los 90 kilovatios con ayuda de la cooperativa para responder a las necesidades crecientes de los socios.

Presentación a los socios de la cooperativa del proyecto ya funcionando


Orte subraya que el proyecto no solo busca generar energía renovable, sino también un cambio en los hábitos de consumo. “Estamos enseñando a cambiar hábitos y hacer los quehaceres en horas de luz, para que el consumo venga de las placas directamente”, señala, con el objetivo de aprovechar al máximo la energía producida y lograr un ahorro significativo. En este sentido, estima que “el porcentaje de ahorro en la factura esperamos que sea del 50% sobre el consumo”.
Además, la cooperativa se concibe como un elemento para fortalecer las relaciones comunitarias. “La cooperativa no solo está para crear las placas y adiós, sino también para reforzar los lazos en nuestro pueblo”, comenta Orte. Entre los socios, hay quienes residen en Monforte de Moyuela durante todo el año, y otros que tienen su residencia habitual fuera del municipio pero utilizan la energía en sus estancias temporales durante fines de semana o vacaciones.
La cooperativa adapta el consumo a estas diferentes necesidades, facilitando que cada socio pueda aprovechar la energía generada según su disponibilidad.
El proyecto de Monforte se presenta como un ejemplo pionero en la comunidad autónoma entre ayuntamientos y un modelo que podría ser replicado en otras localidades. Esta comunidad energética es la segunda puesta en marcha en el Jiloca, tras el camino abierto por la primera, la de Luco de Jiloca, la cual marcó un hito en Aragón al ser la primera de iniciativa ciudadana.
La experiencia acumulada y los mecanismos puestos en marcha ofrecen una referencia para futuras iniciativas de comunidades energéticas, impulsando un modelo de gestión colectiva y sostenible de la energía en zonas rurales.

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