Cada ilustración indica el nombre de los rondadores, la época y su procedencia

La Rondalla de Báguena constituye “una de las manifestaciones profanas más genuinas” de la localidad, describen sus vecinos, y desde su creación en el siglo XIX, la rondalla ha experimentado distintas fases, continuando de manera ininterrumpida hasta el verano de 2003.
Este año, los bagueneros han rescatado de la memoria colectiva a la rondalla con un conjunto de 55 fotografías, expuestas en el pabellón municipal entre el 17 y el 24 de agosto.


La exposición ha sido organizada por la Rondalla de Báguena, contando con la colaboración del Ayuntamiento, la Asociación Cultural Vaguena y el Centro de Estudios del Jiloca.
Tras un periodo de inactividad de diez años, desde 2004 a 2013, en agosto del año 2014 la Rondalla retomó el protagonismo de antaño y hoy en día sigue amenizando con sus jotas las calles de Báguena los días previos a las fiestas de San Ramón.
Sin embargo, “mucho ha cambiado a lo largo del tiempo, algunas coplas del repertorio se mantienen, nuevas se han creado y, lo más apreciable, la mayor parte de los rondadores no son los de antaño”, destacan.


En la muestra, cada una de las fotografías se presenta por duplicado, ya que una de ellas se muestra comentada, indicando el nombre de los rondadores, época a la que corresponde y quién ha aportado la fotografía, con el objetivo de favorecer que se reconozca a los rondadores.

Trabajo de investigación
Según ha adelantado el vecino de Báguena David Pardillos, esta exposición pretende hacer un recorrido fotográfico sobre la historia y se complementará con un trabajo de investigación sobre la rondalla, que será publicado en el próximo número de los Cuadernos del Baile de San Roque.
Era costumbre antigua en Báguena, y en el medio rural aragonés, el que los mozos y jóvenes saliesen a rondar, generalmente al anochecer, por las calles del pueblo en los días de fiestas. A través de las canciones de ronda los jóvenes enamorados podían expresar su amor o los solteros mostrar su galantería rondando a las chicas del pueblo cantándoles amables coplas. Solían interpretarse acompañadas de una rondalla compuesta, principalmente, por guitarras, bandurrias y laúdes.
“El futuro de la rondalla pasa por su puesta en valor como algo diferencial y genuino que hace de Báguena un pueblo con notable atractivo cultural. Para ello resulta imprescindible que haya relevo generacional y que, poco a poco, jóvenes rondadores se vaya incorporando”, defiende David Pardillos.

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