La llegada de los resultados electorales del pasado mes de mayo trajo consigo un nuevo gobierno a las instituciones más cercanas, como es el caso de ayuntamientos, comarcas y diputaciones. Existía la esperanza de que este nuevo gobierno entrara con muchas ganas de realizar actividades, revisar lo ya hecho y renovar el aire con optimismo e ideas. Hasta la fecha se ha comprobado que algunos todavía están revisando papeles y ordenándolos, viendo qué dinero les ha dejado el anterior equipo de gobierno. En algunas instituciones este equipo sigue siendo del mismo color, pero parece no tener prisa por buscar nuevos proyectos o emprender los que estaban dormidos. Otras se justifican en la nula disponibilidad de dinero para seguir avanzando porque los que estaban antes se lo han gastado todo. Lo que está claro es que cien días de mandato y unas vacaciones veraniegas dan para ponerse al día con trabajadores públicos y ver qué cosas se pueden o no realizar con el dinero que ha quedado pendiente de gastar. Tal y como se ha afirmado en otras editoriales, de poco sirve que una institución acumule grandes cantidades de dinero si los servicios que presta al ciudadano son cada día peores. Cuando estas cantidades económicas son los sueldos públicos de nuestros representantes políticos, aparece el nerviosismo por la visibilidad de esta cifra. Un número que justificado con trabajo nadie debería cuestionar. Es hora de demostrar a la ciudadanía que han venido para gestionar mejor los recursos públicos, que otra forma de hacer política es posible y que la renovación que se ha producido en las instituciones ha servido de algo. Todavía quedan casi tres años y medio para demostrar que se pueden traer iniciativas que impulsen nuestros municipios, atraigan nuevos pobladores y mejoren los servicios que tenemos en el medio rural. Estaremos pendientes para que, cuando se cumpla un año de gobierno, podamos decir que se están realizando numerosas iniciativas, que el servicio de recogida de residuos, sólidos y urbanos, funciona perfectamente y que tenemos todos los contenedores limpios. En este momento, al menos en la comarca del Jiloca, siguen con la huelga y sin ningún aviso de finalización por ninguna de las dos partes. Mientras tanto, en la comarca de Daroca avanzan. En la ciudad de Daroca, al menos, tienen definida la nueva plaza que levantaron a escasos meses de las elecciones. Parece que la renovación de este espacio llegará, convirtiéndolo en peatonal, moderno y accesible para todas las personas. Con todo ello, son cien días de pocos avances, escasos nuevos proyectos e insuficientes aires de optimismo y recursos obtenidos de las grandes administraciones.

Editorial

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