A pesar de que se ha visto una mejora, el coste de producción y las tormentas han desestabilizado la situación

Una cosechadora traspasando el grano a un tractor con remolque

Los sindicatos de agricultores han concluido que ha sido un año “agridulce” para los cultivos. A pesar de llevar dos años de sequia y que este año hubiera una primavera con mucha lluvia, el balance de los cultivos en la comarca del Jiloca está en negativo, ha afirmado José Manuel Cebollada, presidente de ASAJA-Teruel.
Tras dos años marcados por una gran sequía, las lluvias abundantes de la primavera de este año hacían prever una buena cosecha. Sin embargo, la llegada de tormentas de pedrisco en mayo desestabilizó numerosas parcelas.
Las tormentas afectaron sobre todo a las zonas más expuestas, mientras que en las más resguardadas se han alcanzado rendimientos de hasta 4.000 kilos por hectárea. En las zonas que no ha apedreado, la producción media ronda los 3.000 kilos, muy por encima de los 300 o 600 que se recogían en plena sequía. Sin embargo, al ponderar toda la superficie, las cifras seguirían estando por debajo de la media. “Si hiciéramos un balance de todas las hectáreas, no llegaríamos a esa media”, añade Vanessa Polo, representante de UPA Aragón.
Otra de las razones por este “sabor agridulce” que los sindicatos de agricultores están experimentando son los costes de producción. Cebollada afirma que los costes de producción se han incrementado en un 50% desde la pandemia, mientras que el precio del cereal ha caído hasta los 160-180 euros por tonelada, menos de la mitad de su valor hace apenas tres años. “Aunque haya sido un año relativamente bueno de producción, la rentabilidad es mínima. La situación de los cerealistas es la más complicada que estamos viviendo en la actualidad”, añade el presidente de ASAJA- Teruel.
Los sindicatos señalan que el encarecimiento de los fertilizantes, agravado por los aranceles europeos a las importaciones de abono procedentes de Ucrania, dificulta aún más la viabilidad del cultivo.
“Habrá que compensar ese incremento que nosotros tenemos de los productos que necesitamos, como una ayuda específica para el precio de los fertilizantes”, augura Cebollada. “Se tiene que controlar sobre todo el tema de las importaciones, porque la entrada masiva del cereal de fuera ha hecho que el nuestro se haya ido abajo total”.
Un año agridulce que evidencia la vulnerabilidad del campo ante el clima y el mercado global.

Comparte esta Noticia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *