PILAR FRAJ
Vecina de Luco de Jiloca

Camino de buena mañana por la Vía Verde hacia el Puente Romano de Luco, vía en la que, por fin, han segado la maleza que la ocupaba. Voy pensando en la suerte de tener casa en un pueblo pequeño como es Luco de Jiloca. Hoy, el Pancrudo sonríe, porque han soltado agua del pantano y en ella puede reflejarse el puente.

Es verano, y poco a poco algunas casas se van abriendo con los jubilados que vuelven huyendo de los calores de sus ciudades, y con ellos, los nietos que llenan el pueblo de risas, juegos y bicis. Los hijos, que siguen trabajando en las ciudades, esperan las vacaciones y vendrán para las fiestas.

Cuando se camina así, a gusto, disfrutando del paisaje, el pensamiento, con sus muchas ideas que van y vienen, fabrica sus historias y algunas son recurrentes: Piensas que pronto, algunos de los mayores que vienen o venimos, no podremos hacerlo, porque somos un barrio y estamos un poco olvidados por las instituciones.
Cómo vamos a venir si no tenemos servicios, ni siquiera un microbús que una vez a la semana, a media mañana, nos trajera de Calamocha a Luco, tras hacer la compra, ir a sacar dinero, a análisis, etc., porque para subir a Calamocha, tenemos el autobús de Jiménez, pero no, para volver a comer a casa.

Ni siquiera, ahora, la Comarca pone un contenedor o viene un vehículo, para que se lleven al punto limpio algunos enseres que ya no utilizamos, ¿qué hacemos con ellos? Hasta hace dos años sí que lo ponían.

Pregunto a Ayuntamiento y Comarca qué servicios ofrecen a los barrios para las personas de la llamada tercera edad.

A la hora de pagar impuestos, pagamos lo mismo que los que viven en Calamocha, pero a la hora de tener servicios, y disfrutar de ellos, estamos muy olvidados. ¿Cómo no se van a vaciar los pueblos? Y esto que pasa en Luco, pasa en los otros barrios que dependemos del Ayuntamiento y Comarca del Jiloca.

Comparte esta Noticia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *