Manuel Rando López
Presidente de la Diputación de Teruel y alcalde de Calamocha

Europa no puede seguir siendo dependiente de los elementos estratégicos que afectan a nuestra economía y supervivencia, a nuestro estado de bienestar social y, sobre todo, a los más vulnerables, a trabajadores y clases medias, a los jubilados y a nuestros autónomos. También, cómo no, a todo el sector empresarial. Es urgente la no dependencia energética de países productores como Rusia, China, Arabia Saudí o Emiratos Árabes, donde la democracia no existe o bien son democracias virtuales, como Rusia que incumple su propia constitución y aniquila la libertad de expresión y la independencia judicial.
No nos olvidemos: ¡estamos en guerra! Sí, la invasión de Ucrania y la defensa de nuestra forma de vida conlleva consecuencias que estamos sufriendo y vamos a sufrir por el sinfín de los años si Europa, si España, no apuestan de forma ágil y decidida por ser autónomos en energía. También autónomos en nuevas tecnologías con más inversión en educación, investigación e innovación. O autónomos en agroalimentación, de lo que somos una potencia. España, en definitiva, no puede seguir teniendo una dependencia energética exterior de un 68%.


Lo cierto es que el precio de la luz es desde hace meses protagonista inamovible en la lista de preocupaciones urgentes de los españoles. Y, lo peor, ni el gobierno ni las grandes compañías eléctricas pueden ser capaces de resolver el gran problema: la DEPENDENCIA ENERGÉTICA. La única SOLUCIÓN, la única salvación para nuestra factura y nuestra economía está en la firme apuesta por LAS ENERGÍAS RENOVABLES, en la autoproducción y, por qué no, en ser exportadores y protagonistas de la economía mundial y el bienestar de todos los turolenses, aragoneses y españoles dentro del marco de la Unión Europea.


España es “el sol de Europa”. Y como recitaba Labordeta, “…polvo, niebla, viento y sol… esta tierra es Aragón…”, Teruel y Aragón disponen de las herramientas inagotables para encabezar la industria energética basada en una economía sostenible. Para darle la vuelta a la dependencia energética, disponemos de tecnología, personal cualificado, empresas, terreno y seguridad administrativa. A la vista de los datos, está claro que las renovables tienen el papel más destacado como fuente de energía limpia para los consumidores y como barrera de contención frente a la mencionada situación geopolítica internacional y la volatilidad de los mercados de materias primas fósiles. Y, en ese escenario, España, Aragón y Teruel deben pasar de la dependencia energética a liderar el mercado de las energías renovables.
La apuesta por la energía limpia aporta otros muchos beneficios además de la autonomía energética. Porque dinamiza nuestra economía y facilita la implantación de un plan energético independiente y, por tanto, controlable. Ayuda a democratizar el acceso a la energía con facturas mucho más baratas, posibilidad de autoconsumo, más conciencia ecológica, consumo más racional y mayor eficiencia energética. Además, permite al consumidor particular ahorrar energía, almacenarla, venderla o intercambiarla. Y otro importante beneficio: los proyectos de generación de energía impulsan el empleo local allá donde se desarrollen. En el caso concreto del medio rural, su implementación supone, también, unos ingresos seguros y continuados –y tan necesarios–. Es, incluso, una nueva fuente de repoblación para la España deshabitada, ya que fija población tanto por empleos directos en la construcción y el mantenimiento, como por ingresos de los ayuntamientos en impuestos anuales.
Desde Teruel y desde Aragón debemos impulsar el papel de España en la carrera de las energías limpias, el desarrollo sostenible y el consumo responsable. Una apuesta por un mix energético renovable global que abarca energía eólica, fotovoltaica, hidrógeno verde, almacenamiento y puntos de recarga para vehículos alternativos. Son los cinco ases imprescindibles para llegar a la autonomía energética, a ese futuro verde e independiente que tenemos al alcance de la mano y del que partirá el mantenimiento y mejora de nuestro estado de bienestar. En este marco, los alcaldes y alcaldesas de Teruel tienen la obligación de velar por el bienestar de sus vecinos y nadie puede descalificarlos por tomar decisiones que les competen. Menos, si cabe, de quién alardea de haber nacido en la provincia de Teruel, pero ha vivido siempre lejos de ella y nada ha aportado a su presente y futuro, salvo el insulto a sus representantes democráticamente elegidos.

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