Más de 120 personas participaron en las jornadas de la panadería de Torrijo, en un evento que despertó cierta nostalgia entre los vecinos y que dará paso a nuevos cursos donde las hermanas seguirán transmitiendo su oficio

Con un horario de 10 de la mañana hasta la hora de comer, y de 4 de la tarde hasta el cierre, la panadería Hermanas Terrado Tomás de Torrijo del Campo recibió a más de 120 personas en una experiencia única. “Fue un éxito total”, destacaron Carmen y María Jesús sobre la acogida de la jornada de puertas abiertas en los primeros días de enero.
La mayoría de los asistentes procedían de la localidad, pero también participaron vecinos de otros pueblos de la comarca del Jiloca, lo que reflejó el gran interés que despierta este oficio tan arraigado en la zona.
Lo más emotivo, comentaron las hermanas, fue ver cómo los abuelos, al entrar en la panadería, sentían una gran nostalgia. “Recuerdo a muchos que venían y decían que, cuando eran pequeños, sus padres o abuelos trabajaban en panaderías similares, y ahora, lamentablemente, este oficio se está perdiendo”, comentaron. El evento sirvió para aprender sobre el pan y para recordar tiempos pasados y valorar el esfuerzo que implica mantener viva esta tradición.
El día 5 de enero estuvo dedicado de forma exclusiva a los más pequeños, una oportunidad para que los niños conocieran de cerca el oficio. Bajo la supervisión de las hermanas Terrado, los participantes se adentraron en el proceso de fabricación de pan, prepararon hojaldres, cortaron con moldes tradicionales y realizaron otras tareas como el amasado de la forma en que se hacía antiguamente. La profesora Marta decidió regalar delantales a todos, para que se sintieran como verdaderos panaderos.
Lo que comenzó como una simple jornada de puertas abiertas se transformó en un espacio donde no solo se compartió conocimiento, sino que también se hicieron nuevas amistades y se reforzaron los lazos ya existentes. “Es una experiencia muy bonita, ver a los niños disfrutar mientras aprenden y, además, ver cómo se unen entre ellos. Creo que es algo que no se debería perder”, destacó Carmen.
Con la mirada fija hacia el futuro, las torrijanas mencionaron que tiene planes para seguir compartiendo su pasión por el oficio: “Tengo la intención de comprar un pequeño horno para poder ofrecer cursos de panadería a quien quiera aprender más a fondo. Me gustaría que la gente se animara a conocer esta tradición y que podamos seguir transmitiéndola a las futuras generaciones”.
La iniciativa de la Panadería Hermanas Terrado fue una despedida emotiva y un recordatorio de la importancia de preservar las tradiciones.

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