En apenas un año, la entidad ha pasado de cinco a once empresas instaladas, generando actividad económica

El taller de Arantxa Hernández se imparte en el edificio de la Fundación

La Fundación Campo de Daroca ha logrado duplicar el número de empresas y profesionales que desarrollan su actividad en sus instalaciones en poco más de un año. Si en agosto de 2024 eran cinco las entidades instaladas, a fecha de octubre de 2025 ya son once las que ocupan sus despachos y naves industriales.
El incremento responde a un proceso de reactivación que ha permitido llenar todos los espacios disponibles en el edificio, convirtiéndolo en un centro de actividad económica y apoyo al emprendimiento en la comarca. El gerente de la Fundación, Alejandro Corral, que prevé dejar su cargo tras haber presentado su renuncia por motivos personales, ha sido una de las piezas clave de este impulso.
“El edificio tenía muchos despachos vacíos y poco a poco fuimos incorporando empresas. Desde febrero hasta hace unas semanas se ha hecho una labor importante, incluso reconvirtiendo alguna sala para poder aprovechar mejor el espacio. Ahora está todo completo”, explica Corral.
El gerente destaca que el objetivo de la iniciativa ha sido doble: atraer nuevas empresas a la comarca y facilitar el inicio de actividad a emprendedores locales mediante alquileres asequibles.
“El alquiler que pagan es muy bajo, pensado para quien está empezando. Es una ayuda para que puedan arrancar su proyecto y, al mismo tiempo, esos ingresos sirven para cubrir pequeños gastos de mantenimiento del edificio”, añade.
Además de fomentar el emprendimiento, la fundación ha conseguido garantizar una fuente de ingresos estable, lo que refuerza su sostenibilidad a largo plazo.
“Estamos satisfechos. Lo importante es que haya movimiento y que se instalen empresas. Eso beneficia a la fundación y, sobre todo, a Daroca”, resume Corral
Entre las nuevas incorporaciones figura Paula Cebrián, quien ha incorporado un despacho de fisioterapia en las instalaciones de la fundación. “El alquiler es muy económico y muy céntrico. Al ser un establecimiento sanitario me exigen normativo respecto a barreras arquitectónicas y allí ya hay ascensor, baños, salas de espera comunes y me facilita mucho todo”, ha añadido.
También se ha sumado Álvaro Sanz, de Trazabilidad Agropecuaria, quien valora la comodidad del entorno y las facilidades para desarrollar su trabajo.
“Residir en la comarca y poder tener aquí un espacio para trabajar es muy atractivo. Las condiciones son muy buenas”, ha comentado.
En la segunda planta, la artista y docente Arantxa Hernández López ha recuperado su taller de pintura, dibujo y cerámica.
“Comencé en la fundación, luego estuve un año en la calle Mayor y ahora he vuelto. Aquí tengo las condiciones que necesito para impartir las clases y un espacio donde las alumnas pueden guardar su material. Llevamos todo el mes de octubre en marcha”, ha explicado.

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