Las romerías de mayo han vuelto a reunir a cientos de vecinos en torno a la devoción, la convivencia y las raíces

Pese al mal tiempo en algunos puntos, las romerías han vuelto a llenar de vida pueblos como Lechago, Luco de Jiloca, Navarrete, El Poyo del Cid, Calamocha, Caminreal, Rubielos de la Cérida y Monreal del Campo, entre otros.
Mayo es sinónimo de tradición, fe y reencuentro en la comarca del Jiloca.

Romería Lechago y Luco
Ni los fuertes vientos ni el mal estado de la carretera lograron frenar la tradicional romería entre Lechago y Luco de Jiloca en honor a la Virgen del Rosario. Aunque este año la procesión no pudo realizarse a pie hasta la ermita por motivos de seguridad, la Virgen fue trasladada en coche y, con ella, el fervor y el sentimiento colectivo de ambas localidades.
La celebración religiosa se mantuvo con solemnidad, y aunque no se pudo compartir la habitual comida campestre junto al puente romano del río Jiloca, el pabellón del pueblo acogió a los asistentes con diversas actividades. Una muestra más de que, cuando se trata de tradiciones, lo esencial no se suspende, se adapta.

Traslado de la Virgen del Moral a la ermita en El Poyo del Cid

El sábado 10 de mayo, los vecinos de Navarrete del Río cumplieron con una de sus citas más queridas: la romería hasta El Poyo del Cid para venerar a la Virgen del Moral. La imagen fue transportada en tractor, acompañada por una comitiva que, como manda la costumbre, realizó paradas simbólicas para rendir reverencias izando una bandera.
El regreso a Navarrete estuvo marcado por la emoción y el respeto. La romería, más allá de su significado religioso, volvió a poner de manifiesto el valor colectivo de las tradiciones.

Cerro de Calamocha
El Cerro de Santa Bárbara volvió a convertirse en epicentro de la vida calamochina con una romería que combinó espiritualidad y fiesta. Desde primera hora, familias y grupos de amigos se reunieron en torno a las brasas para compartir un almuerzo tan contundente como aragonés: chorizos, pancetas, borraja, entre otros.
No faltó el humor ni la música, con el regreso de la Charanga, recuperada el pasado año tras más de una década de ausencia. También hubo sorpresas, como la participación de un vecino argentino que vivió por primera vez esta jornada. La misa al aire libre puso el broche a un día que coincidió, además, con el Día de la Madre, lo que sumó aún más emoción a la celebración.

Misa en honor a Santa Bárbara en el cerro de Calamocha

Monreal del Campo
La romería de Monreal del Campo a la Virgen de la Carrasca, celebrada en Blancas, volvió a reunir a buena parte del municipio en una jornada que combina espiritualidad y convivencia. Según indicó el alcalde, Mario Latorre, alrededor de 350 personas participaron en la misa, y posteriormente, en las comidas organizadas en carpas por cada grupo de vecinos. Una festividad muy esperada y valorada por su capacidad de reunir a la comunidad en torno a un propósito común: pedir por una buena cosecha.

Un grupo de amigos prepara todo para la comida en el cerro de Monreal

Romería de Caminreal
Caminreal celebró su romería a la ermita de la Virgen de las Cuevas en la primera semana de mayo. La festividad, que se trasladó hace años al primer sábado del mes para facilitar la asistencia de los hijos del pueblo que viven fuera, volvió a congregar a decenas de vecinos.
Laura Latorre, vecina de la localidad, recordó que este año la organización recayó en los mayordomos de la cofradía.
La jornada arrancó entre caminatas, música y buen ambiente, Caminreal volvió a rendir tributo a su patrón con una fiesta marcada por la participación y el sentimiento colectivo.

Celebración del cerro de Caminreal

También en mayo, Rubielos de la Cérida recuperó con entusiasmo la romería a la ermita de San Cristóbal, situada a 1.482 metros de altitud y a cuatro kilómetros del núcleo urbano. Esta tradición se perdió durante casi medio siglo, pero tras recuperarse tras la reconstrucción de la ermita, culminada en 2023 gracias al esfuerzo vecinal, ha vuelto a celebrarse.
Un centenar de personas participó en la caminata hasta el templo, donde se celebró el oficio religioso. Una jornada que fue mucho más que una romería: fue la recuperación de una seña de identidad.

Participantes en la Romería a San Cristóbal en Rubielos de la Cérida

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