Burbáguena fue la sede un año más de una reunión que congregó a más de un centenar de personas, en su fusión de las letras con la música con una inauguración de la mano de las autoras Celia Carrasco y Alejandra Vanessa

El molino de Burbáguena fue el punto de encuentro, en la tarde del pasado 11 de agosto, de todos los trovadores para el comienzo de la III edición del Encuentro de poetas del Jiloca, organizado por la Asociación Cultural Burbaca. La jornada transcurrió entre emociones y belleza, tuvo uno de sus puntos álgidos tras un primer contacto entre escritores y una muestra inicial de inquietudes y cotidianidades, y se inauguró de la mano de las autoras nacionales Celia Carrasco y Alejandra Vanessa.
Con un pequeño recorrido en familia hasta la puerta de la Iglesia, se llegó al segundo plato fuerte de la jornada, en el que cada autor realiza sus intervenciones. Una localización que reunió a más de un centenar de personas, y que pasó al absoluto silencio y a la mayor atención tras la especificación de tiempos y cantidad de poemas que puede llegar a leer un escritor por parte de la organización.
Además de la asistencia de Carrasco y Vanessa, otro elenco de autores tomaron presencia en las calles burbaguenenses. Entre ellos, los poetas turolenses Simeón Martín, Mario Hinojosa, Javier Picazo, Nacho Escuín, la barcelonesa Alba Vidal y el toledano Alfredo Saldaña. También se presentó el poemario ‘Cabos sueltos’, del Instituto de Estudios Turolenses y Los libros del gato negro, y la novela ‘Tiempos de prodigios’ de Simeón Martín, Nacho Escuín y la profesora Gisela Martín.
Tras la puesta en escena de todos los poemas seleccionados, la jornada finalizó con una actuación musical de violín de la mano de la artista nacional Inés Issel. Una obra que llenó por completo el interior de la Iglesia de Burbáguena y que sucumbió a su público con la interpretación de la Sonata para violín. Solo No. 2 en La menor, BWV 1003: Grave, Fuga, Andante y Allegro de Johan Sebastian Bach.
Desde la organización del evento, Enrique Villagrasa destaca la fusión de música y poesía como “dos cosas que casi caminan a la par, tanto la música como la poesía son belleza y esperanza en el presente y en el futuro”, comentó.
Pese al éxito de la actuación con la que brindó Issel a los burbaguenenses, Villagrasa mencionó la llegada de nuevos formatos a este encuentro que cada edición reúne a más personas. “La gente quiere más poesía, pero me falta tiempo. Siempre tenemos mucha gente que quiere participar, pero tenemos que reducir los tiempos de lectura”, añadió Villagrasa.
Además, destacó que en esta edición tuvieron suerte a la hora de incorporar la música y poder contar con una artista de talla nacional como Inés Issel; gracias a la amistad y vínculo que mantienen, le pudieron ofrecer la asistencia al evento, una invitación que no pudo rechazar.
A su vez, desde la organización subrayaron la importancia del intercambio entre el escritor nacional y el local, con un canje de ideas y pareceres que sucede durante toda la jornada, pero que tiene como punto álgido la cena de hermandad que realizan entre los participantes. “La cena que hacemos al final de la jornada es algo asombroso porque cada uno expone sus inquietudes y acaban naciendo nuevos proyectos”, mencionó Villagrasa.
En ese último momento de reunión es en el que se desarrolla en plenitud el objetivo con el que nació este Encuentro de poetas del Jiloca, “generar ese intercambio entre poetas de Burbáguena, de Teruel, de Zaragoza, de Huesca, e invitar a algún poeta de talla nacional”, añadió Villagrasa.
Con un ojo puesto en la nueva edición del año próximo, Villagrasa anunció la llegada de la fusión del cuento oral y la poesía, con la selección y participación de un narrador oral.
