El nacimiento de la pequeña, de tan solo un par de semanas de vida, es un auténtico hito para el municipio zaragozano

La localidad de Villanueva de Jiloca lleva un par de semanas radiante de alegría con la llegada de Leire, una recién nacida que acaba con tres décadas en las que no se producía ningún nacimiento y cuyos padres vivieran en el pueblo.
El pasado martes 11 de abril fue cuando la pequeña llegó al hospital de Calatayud y esta fecha se convirtió en un día para recordar, tanto para sus progenitores, como para el resto de habitantes de la población perteneciente a la comarca del Campo de Daroca. “La última persona que nació hace treinta años también fue una niña y sus padres vivían aquí. Ella estuvo hasta que tuvo que salir para ir a la universidad”, relataba Basi Torres, alcaldesa de Villanueva de Jiloca, que indicó también lo esperada que fue la recién nacida: “Ha sido una gran alegría para todos como pueblo y para mí como alcaldesa también. Durante el tiempo de embarazo ha sido como si todos lo estuviéramos”, apuntó.


82 habitantes
La nueva habitante supone una integrante más en el padrón municipal, que cuenta con unas 82 personas, tal y como comentó Torres. La regidora de Villanueva de Jiloca destacó la llegada de la bebé al padrón infantil porque “es importante que sume y que no reste”, dijo.
La joven pareja que acaban de ser padres llevan algo más de año y medio por Villanueva y decidieron asentarse y echar raíces y vivir allí, además de empadronarse, tras haber estado un periodo en la ciudad vecina de Daroca.


En los últimos tiempos, el municipio también cuenta con un niño de año y medio y otro de siete años, a los que se suma un joven de 17 años. Los más mayores son hijos de un matrimonio que vive en una vivienda rehabilitada por el consistorio para atraer a una familia de nuevos pobladores, que se encargan de la gestión del bar. Por otro lado, el padre del niño más pequeño es quien hace las labores de mantenimiento del pueblo, dependiente del Ayuntamiento de Villanueva.
Empadronamiento
Con la noticia del nacimiento, Basi Torres recordó el carácter de los empadronamientos para los territorios rurales: “Desde que llegué al Ayuntamiento, he intentado subir el censo, porque es importantísimo para los pueblos, ya que si no se tiene es un pueblo muerto. Además, la gente que pasa la mayor parte del año aquí, también tiene que estarlo, aunque luego haya tres o cuatro meses que se vayan a la capital”, detalló.
También reivindicó la necesidad del apoyo por parte de las administraciones a nivel nacional y europeo, así como por parte de las ciudades como Zaragoza, donde “matrimonios de personas mayores llegan y si quieren tener la tarjeta para el autobús necesitan estar empadronados, igual que si quieren asistir a los centros de mayores. Deberían facilitar cuestiones de este tipo”, opinó.


Nuevo mural
Aunque se busca ese aumento de la población, durante este mes de abril, en Villanueva de Jiloca también han querido lanzar un mensaje esperanzador para el futuro de los pueblos en lo que se “si se quiere, se puede vivir”, añadió la alcaldesa.
Para ello, han creado un mural —visible al público en la calle Diario de Aviso— en el que se observa la imagen de cuatro mujeres que son de la propia localidad darocense, de sendas generaciones, y que viven allí.


La ilustración ha sido realizada por el artista local Javier Domingo Ballestín. Fue inaugurada hace unas semanas en un acto al que acudieron, además del creador y la alcaldesa villanovana, numerosos vecinos, que disfrutaron después de un vermut popular.
Con el lema ‘Igualdad, libertad y futuro’, el mural recientemente estrenado representa a cuatro generaciones de mujeres rurales, trabajadoras y con descendencia y, según la alcaldesa Torres, se trata de un homenaje a todas esas mujeres que trabajan y viven en el pueblo, incluida la pequeña Leire, algo que “es difícil, pero es posible”.

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