
La ciudad de Daroca ha sido el epicentro de un acontecimiento que ha superado todas las expectativas:
su Feria Medieval ha batido récords de visitantes y expositores, consolidándose como
un evento singular y de referencia en la región. Este éxito, contrasta fuertemente con la incertidumbre
que rodea a la Fundación Campo de Daroca, una entidad llamada a ser motor de desarrollo
para la comarca. El éxito de la Feria Medieval no es casualidad, es el resultado de un arduo
trabajo y, sobre todo, de la convicción de que Daroca y su patrimonio tienen un gran potencial.
La afluencia masiva de público y la diversidad de expositores demuestran que, cuando se invierte
en proyectos auténticos y bien gestionados, la respuesta es efectiva. La feria ha logrado dinamizar
la economía local, promover el turismo y, lo más importante, reforzar el sentido de comunidad
y el orgullo por la historia y la cultura darocenses. En contraposición a este ejemplo, la situación
de la Fundación Campo de Daroca genera preocupación. Se percibe una falta de liderazgo claro
y una ausencia de un gerente que realmente crea en el potencial de la ciudad y su comarca. Esta
carencia se traduce en una administración desbordada, una acumulación de tareas y, lo más crítico,
la falta de proyectos tractores que impulsen el desarrollo y generen nuevas oportunidades en
una tierra que tanto las necesita. La comarca de Daroca posee un patrimonio natural y cultural
envidiable, pero para transformarlo en motor de progreso se requiere una gestión eficiente, visión
a largo plazo y la capacidad de atraer inversiones y talento, solo hay que ver otros territorios
como la vecina localidad de Albarracín. La Fundación, con su vocación de instrumento para el
desarrollo, debería ser la punta de lanza de esta transformación. Es imprescindible que exijamos
a nuestros dirigentes una mejor gestión administrativa y, fundamentalmente, el nombramiento
de un gerente comprometido con Daroca, que no quiere decir que Alejandro Corral no lo fuese.
Alguien que no solo entienda las necesidades de la comarca, sino que también posea la visión y
el dinamismo para gestar proyectos innovadores. Si bien es cierto que el verano es un periodo
de alta actividad, no podemos limitar nuestros esfuerzos a los eventos estacionales. Se necesitan
proyectos singulares y atractivos que seduzcan a nuevos pobladores y actividades al medio rural,
especialmente a Daroca.