El TULIPÁN NEGRO
Hace unos días tuve la ocasión de pasear por dos parques de la Ciudad de Teruel, uno situado en la Plaza de la Cultura, otro el conocido Parque de los fueros.
El de la Plaza de la Cultura estaba lleno de chicos y chicas de corta edad, allí hay un parque con juegos, toboganes y la plaza es bastante acogedora, los niños y niñas jugaban, corrían unos a pie otros en bicicleta, todos con sus correspondientes cascos para preservar las cabecitas de posibles caídas y atropellos, las mamás y los papás controlando la situación, los abuelos y abuelas entreteniendo a los más pequeños, haciéndoles carantoñas, enseñándoles a mover sus manecitas al compás de “cinco Lobitos, gallinita por un coco o, toca palmitas”.
Otro tanto pasaba en el Parque de los Fueros, allí con más polvo, la rampa, el tobogán etc.
Esa situación me produjo alegría, paz y mucha felicidad.
El hecho es que hoy el mundo está muy enredado, ahí tenemos las guerras más cercanas a nuestras viviendas, la de Ucrania y el desastre de Gaza, aunque debe haber alguna más por África y otros continentes.
Tenemos también unos líderes mundiales “extraordinarios”, está Donald Trump, Vladímir Putin, Xi Jinping, Netanyahu y otros, casi todos con ansias de expansión territorial y control de parte de nuestra casa común que es la tierra.
Unos quieren Groenlandia y de paso Canadá, otros quieren a Ucrania.
Además quieren sentarse en el poder durante muchos más años y si hace falta utilizarán los recursos que se pongan a su alcance para conseguir vivir 150 años y casi perpetuarse en el poder.
¿Sabrán algo esos mandatarios de derechos humanos?, sencillamente hay derechos que nos asisten por ser humanos, esos derechos se convierten en obligaciones para los demás y por lo que se ve, no parece que le importe lo más mínimo.
Mientras tanto da gusto ver a niños, padres y abuelos pasar un rato con sus hijos y nietos en los parques de nuestras ciudades.
La reflexión que se impone es porque hay algunos que se levantan de la cama día tras día para ver de qué forma nos joden la vida, que les mueve a ser así, sería muy interesante que algún psicólogo les hiciera un estudio de su cerebro.
Mientras nos dejen, seguiremos yendo a nuestros parques a disfrutar de la gente, los niños, de sus padres y de sus abuelos, veremos las noticias en los telediarios de la cadenas de televisión, eso sí, a medias, porque después del resumen no quedan fuerzas para tanta miseria, tanto horror y tantas noticias nefastas.
A ver si esos “hijo de su madre”, recapacitan y piensan algo positivo, porque el mundo, la tierra en la que vivimos, no es su patrimonio, es de todos. Pueden parar los desastres, pero no lo harán es su forma de ser, y algunos están ahí porque entre todos los hemos puesto.