
El emprendimiento rural es el motor del futuro en comarcas como el Jiloca y Daroca, pero su impulso no se logra con gestos vacíos; exige conocimiento en detalle del territorio, cercanía con las personas y una implicación constante. En esta geografía, el referente indiscutible y el faro que ilumina este camino sigue siendo ADRI Jiloca Gallocanta. Su compromiso es el apoyo real para quienes apuestan su vida profesional por nuestros pueblos, trascendiendo la mera gestión de fondos.
Recientemente, ADRI demostró una vez más su efectividad al organizar una jornada que mostró, con ejemplos tangibles, que sí es posible emprender en el medio rural y conseguir una mayor calidad de vida. Se presentaron cuatro proyectos inspiradores, todos ellos premiados y seleccionados por CaixaBank en su programa “Tierra de Oportunidades”. Estos éxitos no son fruto del azar, sino el resultado directo de la implicación, el desarrollo y la cercanía de una asociación que se siente del territorio. ADRI y los demás Grupos de Acción Local (GAL) operan con la eficiencia y el conocimiento que solo se adquiere estando sobre el terreno.
Este compromiso local contrasta dolorosamente con la actitud de otras entidades que, por su nombre y dotación económica, deberían ser pilares del desarrollo provincial. Nos referimos al Centro de Innovación Territorial (CIT) Teruel. En el reciente encuentro empresarial realizado en Calamocha, su presencia fue meramente testimonial: solo asistieron el presidente y el secretario, y únicamente por compartir cargos con otros organismos. De los técnicos, ni rastro.
Esta omisión es una oportunidad perdida, que seguro no pasa en las próximas reuniones, y que alimenta la sospecha de que los recursos y la atención se desvían hacia Alcañiz, Teruel y el Matarraña, dejando a nuestras comarcas interiores desatendidas. El escaso valor que aporta el CIT se limita, a menudo, a la duplicidad de actividades que los GAL ya cubren eficazmente, funcionando como una mera estructura burocrática para justificar su existencia, aunque luego se reafirmen en seleccionar premiados del Jiloca o comunidad de Teruel por ejemplo.
Sin embargo, esta asociación de asociaciones, que posee de contactos ministeriales, debería demostrar su utilidad con hechos. Sería ejemplar que pusieran de una vez por todas encima de la mesa la vital reivindicación que pide la patronal para la reducción del 20% en los costes laborales para los empresarios turolenses, una medida aprobada por la UE y pendiente de aplicación. Impulsar esta medida sí es una acción esencial para favorecer la competitividad y en sí una iniciativa palpable.
Por ello, hoy más que nunca, debemos exigir la permanencia y el fortalecimiento de los Grupos de Acción Local. Ellos son los verdaderos conocedores de las iniciativas empresariales y sociales. Son los que están en el territorio y desarrollan una labor eficaz y palpable. Es hora de dejar de financiar la inercia institucional y apostar por la implicación real.
