El funcionamiento diario de cualquier empresa o persona requiere de una mínima economía que se fundamenta en el balance de ingresos y gastos. El objetivo de generar un impacto social positivo, se encuentra en un momento crucial de su desarrollo. La digitalización, con su capacidad para transformar los procesos, conectar personas y generar nuevas oportunidades, se presenta como un aliado estratégico fundamental para potenciar su alcance, eficiencia y, crucialmente, su rentabilidad. La adopción de tecnologías digitales por parte de las entidades de la economía social ya no es una opción, sino una necesidad para su sostenibilidad y crecimiento. Herramientas como el comercio electrónico, las plataformas de gestión online, el análisis de datos y la comunicación a través de redes sociales permiten a estas organizaciones ampliar su mercado, optimizar sus operaciones, mejorar la comunicación con sus miembros y usuarios, y medir de forma más precisa su impacto social.En cuanto a la rentabilidad, es importante destacar que en la economía social este concepto adquiere una dimensión más amplia que en la empresa tradicional. Si bien la viabilidad económica es indispensable para la supervivencia y el desarrollo de estas organizaciones, la rentabilidad se mide también en términos de impacto social y medioambiental generado. La digitalización contribuye a esta doble rentabilidad. Por un lado, la eficiencia operativa y la expansión del mercado que posibilita la tecnología pueden generar mayores ingresos y reducir costes. La diferencia fundamental entre las empresas sociales y las empresas tradicionales radica en su propósito primordialmente. Mientras que la empresa tradicional busca principalmente la maximización del beneficio económico para sus accionistas, la empresa social sitúa en el centro de su actividad la consecución de un objetivo social o medioambiental específico. Las empresas sociales suelen caracterizarse por una gestión democrática y participativa, la reinversión de sus beneficios en pro de su misión social y un fuerte compromiso con su entorno.La digitalización ofrece a las empresas sociales la oportunidad de amplificar su impacto y demostrar su viabilidad económica, derribando la falsa dicotomía entre beneficio y propósito. Al adoptar las herramientas y estrategias digitales adecuadas, la economía social puede consolidarse como un modelo económico resiliente, innovador y capaz de responder a los desafíos sociales y ambientales del siglo XXI, generando a la vez valor económico y bienestar para la sociedad en su conjunto.