Aparecen en los Boletines Oficiales de la Provincia anuncios relativos a la aprobación de los Programas de Gestión de Colonias Felinas y, según la normativa en vigor, corresponde a los Ayuntamientos la gestión de los gatos comunitarios, se trata de cuidar a los gatos comunitarios, se ha de contar con cuidadores voluntarios, se ha de atender su atención sanitaria, se ha de contar con los servicios de un profesional veterinario colegiado, eso conlleva una serie de actuaciones, desde el mapeo y realización de un censo de los gastos en el término municipal, su planificación y su control, aplicando esterilizaciones que impidan el aumento del número de gatos, práctica que evidentemente se ha de realizar bajo el control de un profesional veterinario.
Esos gatos viven en estado de libertad o semilibertad, no pueden ser mantenidos con facilidad por los seres humanos, debido a su bajo o nulo grado de socialización, sustantivo este que siempre se ha predicado de los individuos que internalizan valores y comportamientos de su sociedad para integrarse en ella y funcionar de forma efectiva, proceso que dura toda una vida y que implica la adquisición de habilidades y conocimientos socioculturales y la integración de estos elementos en la personalidad del individuo.
Esta socialización ahora se predica también de los gatos, que por cierto, nunca han sido muy sociables sino más bien animales libres e independientes.
Son obligaciones que han de asumir los Ayuntamientos, las de gestionar, formar, poner en contacto a los cuidadores de las colonias con los servicios veterinarios, crear nuevas colonias felinas, distribución de colonias por zonas, asignar colonias a los cuidadores, suministrar alimento y tratamientos de desparasitación y, en fin, comprobar el buen funcionamiento de las colonias y la correcta aplicación del Programa.
No se observa sin embargo que se sepa cuál va a ser el coste de estas actuaciones y, ni el pienso, ni las actuaciones de profesionales van a resultar gratuitas.
Que los animales han de ser respetados, está fuera de toda duda.
Por otra parte, observamos en las noticias de televisión y en la prensa escrita que en las cuatro terminales del aeropuerto Madrid-Barajas pernoctan una media de entre 400 y 500 personas, parados, trabajadores y otras gentes más o menos conflictivas. Que la falta de higiene personal parece que está llegando a extremos, como que se observan insectos parásitos.
Los aeropuertos no está diseñados para que se pueda vivir en ellos, son lugares de tránsito.
Nadie adopta soluciones, parece que no está clara cuál es la administración competente que pueda atender las necesidades de techo y alimento de todas esas personas que por unos motivos u otros buscan pasar las noches en el aeropuerto.
Creo que a excepción de las actuaciones de esterilización, estas personas que se ven obligadas a pasar la noche a cubierto en las instalaciones aeroportuarias estarían muy contentos si se les tratara como a los felinos no sociabilizados.