Los nueve usuarios han sido trasladados a otros centros de la comarca
Tras más de veinte años en funcionamiento, la Residencia Santa Bárbara de Torrijo del Campo ha cerrado este mes de julio sus puertas. Los nueve usuarios que vivían en este centro de titularidad municipal han sido trasladados a otras residencias de la zona, como es el caso de las de Monreal del Campo y Burbáguena.
Según ha informado a esta rotativa la alcaldesa Yolanda Abad, desde la pandemia de covid-19 en 2020, la residencia ha acarreado pérdidas económicas y se ha llegado a una situación que no hace viable seguir prestando el servicio, el cual se cubría con seis trabajadoras.
La primera edil alega a una falta de ayudas: “En 2023, presento un FITE y se me concede, pero por escasez de presupuesto, no nos lo dan”, explica. Al año siguiente, solicita el FITE y ayudas para una renovación, con el objetivo de incorporar plazas para personas mayores dependientes. “Hasta este año 2025 no me dan respuesta desde Servicios Sociales de Zaragoza y se me plantea que la reforma podría suponer 100.000 euros, cantidad que el Ayuntamiento no puede asumir, entonces no he tenido ninguna ayuda que me permita seguir prestando este servicio”, detalla.
Además de las circunstancias económicas, siete de los nueve usuarios necesitaban ser reubicados en otros centros residenciales de la zona, debido al requerimiento de cuidados que no podían ser atendidos en el de Torrijo, siguiendo las indicaciones del personal médico. “Antes de llegar a quedarnos con dos usuarios, comentamos a las familias la situación y entre ellas y el Ayuntamiento buscamos solución a los que nos dijeron que tenían que ser asistidos, pero con dos no podíamos tener abierta la residencia, entonces decidimos cesar el servicio”, comenta Abad.
Comedor social
El edificio continúa con actividad como centro social polivalente, ya que se mantiene el servicio de comedor social. Este es requerido, sobre todo, por vecinos de Torrijo del Campo, quienes adquieren la comida diaria y se la llevan a sus domicilios.
Desde el Ayuntamiento están estudiando la ampliación de este servicio para ofrecer mayor número de comidas.
Por otro lado, la alcaldesa asegura que “no se cierran a ninguna posibilidad” y están pendientes de recibir subvenciones porque la residencia no es viable si es gestionada desde el consistorio.
Actualmente están reubicando a las trabajadoras en otros servicios municipales, sin embargo, Abad confirma que será necesario llevar a cabo despidos, aunque por el momento siguen las seis empleadas en activo.
Las pérdidas provocadas han supuesto que no se presten otros servicios en la localidad, apunta Abad, pero defiende que la residencia es un buen servicio. “Sin un apoyo de otras instituciones o administraciones como el Gobierno de Aragón, este Ayuntamiento de 500 habitantes no puede seguir sufragando los gastos”, ha lamentado. Asimismo ha asegurado que se ha trabajado para encontrar una solución “pero cuando hemos visto que no la había, hemos tenido que cerrar, y no ha sido una decisión grata”, indica.
La residencia de Torrijo del Campo cuenta con un total de 28 plazas para personas mayores no dependientes y la mayoría de los usuarios que han residido en ella procedían del propio municipio jilocano. Desde su puesta en marcha en el año 2003, su gestión ha sido íntegramente municipal.
Para su reapertura, añade la alcaldesa, sería necesario disponer de “28 plazas asistidos, de esta forma, para que fuera viable, no rentable”, señala en referencia al futuro del centro municipal torrijano, que sigue siendo una incógnita.